jueves, 30 de julio de 2020

necesario...

Caminó sabiendo que había hecho lo correcto, no había otra manera de pasar el mal trago.

Ya no tenía destino, nadie le iba a dar indicaciones sobre cómo y cuándo hacerlo, eso le dio una paz que hacía mucho no sentía.

Pudo decir que era feliz consigo mismo.

No solo no lo olvidaría, sino que recordaría esta pequeña gran batalla que le acababa de cambiar la vida sin que lo hubiese planeado.

Entró al bar, pero en vez del café negro de siempre pidió un té con masas, esas con frutillas muy rojas, esas que solo comía con su abuela.

La recordó sonriendo y sabía que estaría orgullosa de él.

Dejó propina y salió rumbo al shopping más cercano, era un buen día para cambiar su vestuario gris por algo más cercano a su nuevo humor. Ya nada volvería a ser como antes.