Ayer la Tesorera (de 82 años) me preguntaba cuánto tardaba en venir caminando a la oficina mientras se quejaba de lo lento que ella camina.
Esta mañana volví desde la calle a mi dpto porque había olvidado que soy peatona y necesito la SUBE; y en el ascensor me encontré una madre y una niña de 2 ó 3 años saliendo rumbo a la calle cuando yo subía. Entré a mi dpto, le cambié el agua a mi gatita (no recordaba haberlo hecho antes, así que...) y salí bajando por las escaleras para hacer más rápido... Salí del edificio y a 10 mts de la puerta estaban caminando la mamá y su hija a velocidad bebé, velocidad que seguramente es más lenta que la de la tesorera el día anterior...
Sonreí a la madre y ella me devolvió una enorme sonrisa... Y mientras volvía a retomar mi paso rápido me pregunté qué me pasó? ¿En qué momento comencé a correr hacia los lugares a los que no quería ir? ¿Por qué nos ponemos melancólicos cuando ya no podemos correr y no disfrutamos durante unos 80 años esa maravillosa experiencia de disfrutar cada paso?
Tal vez mi cabeza intenta acomodarse en esta época de crisis y este es mi primer pasito de bebé...
Sabes Lore, que vivimos corriendo y cuando nos damos cuenta que debemos aminorar la marcha, que debemos danzar lentamente, todo se ve diferente, empezamos a disfrutar más. Yo empecé a caminar mas kento y me siento más liviana, más tranquila.
ResponderEliminarSiempre fue muy lindo tu blog!! Beso ami!!
Gracias Sil!!! Tengo tanto que aprender y dejar de aprehender, pero estoy encaminada :) Lento pero seguro jiji
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