lunes, 31 de octubre de 2011

Mi gatito tiene olor a perro ^^


Cuándo Lucrecia llegó a nuestro hogar era más pequeña que Hiroshi, saltaba y mordisqueaba todo…

Esos mordiscos se convirtieron en lengüetazos que, según su padre humano, son “besos cariñosos de perro”, al menos ya no muerde (?) pero tanto afecto agota, agobia y me obliga a maquilarme en el auto porque al salir de casa, luego de sus amorosas despedidas; no deja ni el delineador de ojos intacto ^^

Ya tiene 6 meses de edad, el triple del tamaño inicial y el doble de malas costumbres… Sigue intentando dormir entre nosotros como si fuese un bebé, si la bajamos de la cama salta nuevamente antes de que logremos pestañar o espera agazapada el segundo de distracción para volver a ubicarse entre los dos… Y como si fuese un bebé Ale la saca de la cama a upa y la lleva hasta el living al futón que comparten con Hiro y cierra la puerta…

Salta sobre Hiroshi con todas sus hormonas alteradas mientras el gatito castrado intenta escapar… ya se acostumbró a los lengüetazos y va por la vida como el único gato con olor a perro ^^ Termina su ceremonia de lavado mientras Lu pasea por la plaza y al llegar toda su emoción y devoción volcadas en lengüetazos hacen que el trabajo minucioso de su gatuno hermano mayor haya sido en vano…

En los momentos de silencio, en las mañanas de paseo de Ale y Lu por Parque Centenario con Hiro nos preguntamos cuánto durará esta familia disfuncional… 

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